Cuántas horas se necesitan para aprender inglés

El mito de las 10.000 horas

¿Cuánto tiempo necesito para aprender inglés?

Fue a principios de los 90 cuando el psicólogo de origen sueco K. Anders Ericsson expuso su famosa teoría “The 10,000-hours rule”. Según este experto, 10.000 horas son las que cualquier persona necesita para convertirse en experto en una materia. Para apoyar su teoría Ericsson se basó en la investigación realizada por un grupo de psicólogos en Berlín, que habían estudiado los hábitos de práctica de estudiantes de violín en la infancia, la adolescencia y la edad adulta.

 

Todos habían comenzado a tocar con aproximadamente cinco años de edad y dedicaban tiempos de práctica similares. Sin embargo, a los ocho años, sus tiempos de dedicación comenzaron a divergir y a los 20 años, los que ya eran considerados músicos de elite habían alcanzado más de 10.000 horas de práctica cada uno, mientras que los artistas menos capaces sólo habían hecho 4000.

 

Lo que más sorprendió a los investigadores es que no había ningún dato que indicara que el “talento natural” tuviera ninguna incidencia en su nivel de maestría. Anders Ericsson llegó a la conclusión de que “muchas características creemos que reflejan el talento innato son en realidad el resultado de la práctica intensa.”

 

Hoy, la llamada “regla de las 10.000 horas” se ha popularizado y extendido a toda clase de disciplinas. El sociólogo Malcolm Gladwell, llegó a dedicar un capítulo a este tema en su bestseller Fueras de serie: Por qué unas personas tienen éxito y otras no”, afirmando que el éxito de artistas como The Beatles o de empresarios como Bill Gates se debía sobre todo a que había destinado más de 10.000 horas de su tiempo a ejercitar y mejorar sus habilidades.

 

Para dominar un idioma, ¿el secreto está en las horas?

La enseñanza de idiomas es otra de las áreas en las que esta interesante regla ha calado con fuerza. Son muchas las instituciones y publicaciones académicas que defienden esta “10,000 rule”, aunque a nadie le pasa por alto los intereses que pueden residir bajo esta afirmación por parte de las academias y escuelas de idiomas.

 

Así que, ¿es de verdad tan sencilla la clave del éxito?, ¿es posible que, para ser capaz de desenvolverse con un segundo idioma, lo único que necesitemos se nada más (y nada menos) que un determinado monto de horas?

 

El psicólogo Zack Hambrick, profesor titular del Departamento de Psicología de la Universidad de Michigan, decidió hace poco cuestionar esta máxima y quiso probar que hace falta más que tiempo para lograr la “excelencia”, ya sea en el arte, en el deporte o en el conocimiento de un idioma.

 

“Practicar es realmente importante para alcanzar un rendimiento de élite, pero este trabajo no es suficiente para ser un experto. La evidencia deja bastante claro que hay personas que llegan a un nivel de élite sin llevar a cabo tanta práctica, mientras que otros practican muchísimo y nunca llegan a ese nivel”, afirma Hambrick.

 

“No existen números mágicos”, insiste el psicólogo, que introduce una nueva condición importante para que cualquier persona sea capaz de alcanzar un nivel de maestría: “Si a las personas se les da una evaluación precisa de sus habilidades y la probabilidad de alcanzar ciertas metas dadas esas habilidades sí que pueden alcanzar un dominio excelente en la materia que elijan y tienen una posibilidad real de convertirse en expertos mediante la práctica deliberada”.

 

Es decir, que no bastan las horas: la motivación es absolutamente fundamental y, para promoverla, lo mejor es establecer una serie de objetivos teniendo en cuenta las necesidades y habilidades de cada individuo.

 

Si esta idea la trasladamos a la enseñanza de idiomas, ¿cuál sería la conclusión?

En primer lugar, que no se puede negar la importancia de las horas que le dedicamos a practicar. Ningún aprendizaje será efectivo si no invertimos tiempo y esfuerzo en llevarlo a la práctica. En el caso de los idiomas, la razón es evidente: nunca seremos capaz de mejorar nuestra capacidad para comunicarnos si no la ejercitamos.

 

En segundo lugar, que es muy difícil lograr el dominio de cualquier habilidad o disciplina si no tenemos claro qué queremos, qué necesitamos y cómo podemos conseguirlo. La frustración, el miedo y la desmotivación son las principales causantes del fracaso en el aprendizaje de idiomas, por lo que los métodos que logren impulsar nuestra confianza y guiar nuestro aprendizaje, serán las que realmente nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos.

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