El concepto de “desobediencia inteligente” viene de los procesos del adiestramiento animal donde los perros guía puede actuar en contra de su dueño siempre y cuando la orden ponga en peligro tanto el estado del dueño como del perro guía. Si aplicamos esta metáfora en el entorno empresarial, podríamos decir que:
¿Los empleados se limitan a seguir órdenes incluso estando en desacuerdo?
¿O por el contrario sienten y usan toda su libertad de ir en contra de las “órdenes” de sus líderes o superiores?
Parece que lo más común en nuestras organizaciones es seguir las directrices marcadas por cargos superiores y, según varios sociólogos esto no ayudaría al crecimiento y desarrollo de las empresas.
Sobre este asunto trata la charla “El Factor de Eva” del sociólogo Sergio de la Calle Asensio (link ) donde señala que “la mayor barrera que tienen [las organizaciones] a la disrupción es interna” y que la desobediencia inteligente es un factor clave para que “los sistemas cambien desde dentro”.
Otro ejemplo es Margaret Heffernan, que en su charla “The dangers of willful blindness” (link ) que la principal razón por la que empleados critican su propia empresa y levantan la voz es porque “se preocupan mucho por la empresa y quieren mantenerla sana”
¿Deberíamos poder ofrecer escenarios donde se fomente la discusión y la crítica?
¿Crees que ayudaría a que las organizaciones fueran más creativas y funcionales?